Se denominan hemisferios cerebrales a cada una de las
mitades casi simétricas de la corteza cerebral (la izquierda y la derecha). Los
hemisferios cerebrales están separados por una cisura longitudinal profunda y
se comunican entre ellos principalmente mediante un conjunto de fibras
nerviosas denominadas cuerpo calloso. Los
hemisferios cerebrales se dividen en 4 lóbulos: frontales, parietales
temporales y occipitales.
Cada uno de los lóbulos de cada hemisferio está especializado
en funciones diferentes, dando lugar a lo que se conoce como lateralización
cerebral. La asimetría cerebral, las diferencias neuroanatómicas y funcionales
han sido ampliamente documentadas, sobre todo en estudios realizados con
sujetos normales y pacientes con lesiones cerebrales.
La región frontal izquierda se relaciona con procesos de planeación, secuenciación, flexibilidad mental, fluidez verbal, bucle fonológico de la memoria de trabajo, codificación de memoria semántica; así como, el establecimiento y consolidación de rutinas y esquemas de acción utilizados con frecuencia.
En cambio, la región frontal derecha está más relacionada
con la construcción y diseño de objetos y figuras, la agenda visoespacial de la
memoria de trabajo, la apreciación del humor, la memoria episódica, la
conducta, la cognición social y el procesamiento de información y situaciones
novedosas.
Se ha constatado que lesiones de regiones frontales del
hemisferio izquierdo, (HI) tienden a afectar principalmente a la producción del
lenguaje, por el contrario, las lesiones temporales izquierdas dificultan la
comprensión del lenguaje. Cuando las lesiones ocurren en el hemisferio derecho
(HD), se afecta el componente melódico del lenguaje (prosodia) y se encuentran
alteraciones en la pragmática del lenguaje y en todo lo que se consideran
aspectos paralingüisticos.
Por otro lado, el HD tiene mayor importancia sobre sistemas
atencionales, ya que ejerce control sobre el espacio ipsilateral además del
contralateral y participa de manera más predominante en el estado de alerta y
vigilancia.
Diversos estudios han planteado la hipótesis de que tanto el
reconocimiento como la regulación emocional son bilaterales: el hemisferio
derecho está especializado para el procesamiento de las emociones de carácter
negativo, mientras que el izquierdo se encarga del procesamiento de emociones positivas.
Esta hipótesis plantea que la lesión de un hemisferio refleja las reacciones
emocionales del hemisferio no dañado, puesto que el hemisferio dañado no es
capaz de inhibir el procesamiento contralateral. Por consiguiente, lesiones en
el HI provocan la aparición de miedo, llanto, depresión y tristeza. En cambio,
lesiones en el HD provocan reacciones de tipo eufórico y maníaco, como risa
patológica o reacciones inadecuadas ante componente humorístico.
Igualmente, se han encontrado diferencias hemisféricas en el tipo de información que procesa cada uno. El HI analiza y clasifica información
en esquemas que ya existen, es decir, procesa información en áreas específicas
que posteriormente integra. El HD procesa información novedosa y construye
esquemas nuevos, estos esquemas serán compartidos con el HI, por tanto, el HD
participa en la integración intermodal.
A pesar de la localización cerebral de las distintas
funciones y de la especialización hemisférica, no se debe olvidar que el
cerebro funciona de manera integrativa, con redes interconectadas, distribuidas
en regiones corticales y subcorticales.
Ambos hemisferios trabajan de manera
conjunta en cualquier proceso cognitivo. Pues, no tiene sentido referir que hay
un hemisferio exclusivo para las matemáticas y otro para la creatividad, por
ejemplo, ya que las matemáticas son bastantes creativas y expresiones creativas
como la música, también tienen un soporte matemático o técnico.
María Ortiz Rodríguez
Neuropsicóloga.
CIVET
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